martes, 3 de agosto de 2010

La muerte de una leyenda

Joe y Jim lo llevaron al baño cargando, pues no podía tenerse en pie. Cuando lo regresaron a la cama, se escuchó el espantoso crujido de un hueso rompiéndose. Mercury aulló de dolor y comenzó a convulsionarse. Trataron de calmarlo, pero fue inútil. Llamaron al médico Gordon Atkinson, quien le recetó una inyección de morfina, aunque era alérgico a ella. Atkinson comentó que el paciente moriría el martes. Mary, la apoderada legal y confidente de Freddie, pasó a verlo por la mañana. Elton John fue a visitarlo unos momentos. Poco después llegaría otro de sus grandes amigos, Dave Clark, del grupo Dave Clark. Freddie estaba peor que nunca. No respondía a ningún estimulo externo. Sus ojos estaban opacos. Clark le tomó la mano para que acariciara a Delilah, la gata inmortalizada en la canción del mismo nombre del disco Innuendo. Mercury hizo evidente que quería ir al baño, sin embargo, se hizo en la cama. Huttom les pidió a todos que salieran porque le iba a poner camiseta y calzones limpios. Mientras le ponía los calzoncillos, Freddie quiso ayudar, subiendo su pierna izquierda. Ese fue el último esfuerzo. Huttom comenta que al sentir que la pierna perdía fuerza, supo que una de las grandes leyendas del rock mundial había muerto. Jim tomó a Freddie, su amante por siete años, y lo cubrió de besos. Dijo que lo veía radiante, como si al final todo lo malo hubiera desaparecido, volviendo a ser aquel que estremeció al mundo con su arte, encanto y voz...

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